Chapter 6: Jurisdiction

“We have a chance sometimes, to create a new jurisdiction, a place of astonishing mutuality, whenever we close both eyes of judgment and open the other eye to pay attention” (139).

In this chapter, Boyle talks about jurisdictions and provides examples to show that all too often, we put up walls in our minds to sort the people we are obligated to tolerate and help and those who should be left to fend for themselves because they do not fall in the boundaries of who we decided deserve our love and acceptance. We all strive to create a world with no boundaries; a world where Gods love can flow from person to person. But far too often, things such as judgment, hate, and grudges hold us back. The fascinating thing is that these walls that we build seem as if they are made out of brick. That as much as we want to tear them down, we alone do not have the strength and power to break down all the jurisdictions in which we reside. Yet, something as small as a few moments of laughter can shatter them instantly. When we begin to treat every person we meet as a “someone”, and respect each and every one of them as a child of God, there is no need for jurisdictions, because each one is our brother and sister. When we fill this world with laughter, love, and mutuality, there will no longer be any boundaries to prevent us from living in the expansive singular jurisdiction God created for us.

“Algunas veces, tenemos la oportunidad de crear una nueva jurisdicción, una comunidad sorprendente, cuando cerramos los dos ojos del juicio y abrimos el otro para prestar atención” (147).

En este capítulo, Boyle discute las jurisdicciones y provee ejemplos para mostrar que, con demasiada frecuencia, creamos paredes en nuestras mentes para separar a las personas que necesitamos tolerar y ayudar de las personas que deben dejarse para defenderse porque no existen dentro de los limites de las que merecen el amor y la aceptación. Todos nosotros esforzamos por crear un mundo sin límites; un mundo donde el amor de Dios puede circular de una persona a otra. Sin embargo, con demasiada frecuencia, tantas cosas como, el juicio, el odio, y el resentimiento nos impiden que nosotros destruir esos límites. Lo que es más fascinante es que estas paredes parecen como si fueran hecho de los ladrillos. Tanto como queremos destruirlas, nosotros solos no tenemos ni la fuerza ni el poder para destruir las jurisdicciones donde vivimos. Todavía, algo tan simple como un momento de risa puede destruirlos instantáneamente. Cuando comenzamos a tratar a cada persona que conocemos como “alguien”, y a respetar a todos y cada uno de ellos como un hijo de Dios, no son necesarias las jurisdicciones, porque cada persona es nuestro hermano y hermana. Cuando llenamos este mundo de risas, amor y mutualidad, no habrá límites para impedirnos vivir en la vasta y singular jurisdicción que Dios creó para nosotros.


Jenna Ringquist is a sophomore majoring in Nursing and minoring in Environment, with goals to become a DNP (Nurse Practitioner). She enjoys baking, sunsets, dogs, family, friends, and serving God.

Jenna Ringquist está en su segundo ano y estudia la enfermería y el medioambiente. Quiere ser una enfermera calificada. Le gusta hornear, los atardeceres, los perros, pasar tiempo con familia y los amigos, y servir a Dios.

Newsletter Sign Up